lunes, 9 de enero de 2012


Un partido de cielo

Un caballito salió galopando por entre las praderas, todas verdes muy verdes. Estaba tan feliz de brincar que no se dio cuenta de que llovían del cielo balones de fútbol, ¡sí, eran balones de fútbol! Se detuvo. 
Miró con miedito hacia el cielo azul y un baloncito cayó en su cara de caballo dejándole un ojito hinchado; quejándose salió hacia donde estaba la mamá yegua y lloriqueando le comentó lo sucedido; pero ella estaba tan ocupada que ni cuenta se dio del ojo del caballito.

El caballito decidió patear uno de los balones que estaban en el prado y ¡que sorpresa cuando este rió a carcajadas!, "pero qué pasa, un balón no se ríe", "tampoco un caballo llora". Muy asustado el caballito al principio pero luego se volvió como loquito en medio de tantas risas y de tantas jugadas maravillosas que lograba. Las nubes notaron tal encuentro deportivo que pronto se formó una hinchada de fanáticos del fútbol y aplaudían con sus manos de agua las buenas jugadas del caballito.

La mamá yegua al no poderse concentrar en sus quehaceres por tanta bulla, decidió integrarse al encuentro deportivo, ella y su hijo se divirtieron tanto que su juego fue el mejor en muchos años del cielo azul celeste.

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